MODERNISMO PERUANO
I. GENERALIDADES: El Modernismo es una
corriente literaria de origen hispanoamericano que se da desde fines del siglo
XIX. Hasta la segunda década del siglo XX. Surgió contra los excesos románticos
y el Realismo.
II. PRECURSOR: Fue el nicaragüense
Rubén Darío, al publicar "Azul" (1888). Darío explicó que el espíritu
del Modernismo no es otra cosa que el verso y la prosa castellanos pasados por
el fino tamiz del buen verso y de la buena prosa francesa. Darío se exultó con
los nuevos ritmos, el exotismo, la elegancia, el individualismo que definirían
al Modernismo, corriente que América entrega como creación heroica y cuota a la
Literatura Universal.
III. CARACTERÍSTICAS:
● Musicalidad. ● Cromatismo
● Neologismos y arcaísmos ● Preciosismo, exotismo y fantasía.
IV. REPRESENTANTES:
● José Santos Chocano : "Alma
América"
● Ventura García Calderón : "La
venganza del Cóndor" ("El Alfiler")
● Clemente Palma : "Cuentos
Malévolos", "Los Ojos de Lina", "X, Y, Z"
● José Gálvez ("El poeta de la
Juventud") : "Una Lima que se va", "Oda pindárica a
Grau"; "Estampas Limeñas".
JOSÉ SANTOS CHOCANO (Lima 1876 - Chile 1 934)
Al frisar los veinte años,
vibrando románticamente por la libertad conspiró en versos candentes contra la
tiranía de Cáceres; lo que valió ser encarcelado en los aljibes de Casasmatas
del Callao; hasta que lo liberó la revolución triunfante del 95. Desde entonces
ejerció activamente su profesión literaria, publicando varios libros de versos.
En 1 903 viajó a España, como secretario de una misión diplomática, y se
vinculó a los círculos intelectuales más destacados de Madrid, donde se
reconoció su alto valor literario.
Fue también diplomático en
Colombia y cónsul en Centro América. Por mucho tiempo vivió en Guatemala, sirviendo
en el consejo de Estrada Cabrera, acusado de usurpación tiránica. A la caída de
éste, estuvo a punto de ser fusilado, pero lo salvaron las más grandes figuras
mundiales: reyes, presidentes, novelistas, poetas, que intervinieron a su
favor. Volvió al Perú (1 921) y fue recibido triunfalmente ofreciéndosele una
corona de laurel. Después se estableció en Chile, siempre entregado a sus
labores de escritor, en donde murió asesinado (1 934). "Su historia, dice
Ventura García Calderón, es una novela apasionada y extravagante como sus
versos" y así ha sido, realmente hasta su dramática conclusión.
Obras
literarias:
- Iras Santas - En la aldea
- El derrumbe - Cantos del Pacífico
- Canto del siglo - Ayacucho y los Andes
- Fiat Lux - Oro de Indias
- La epopeya del Morro - Alma América
Dramáticas:
- Termidor - Los conquistadores
CLEMENTE
PALMA (Lima 1 872 - 1 946)
Hijo del gran tradicionalista,
encabeza, a su vez, la primera reacción contra el reinado de la tradición y del
realismo.
A Clemente se le nota una
narrativa cuentística dentro de la morbosidad y la fantasmagoría a lo Poe. Cabe
mencionar que Edgard Allan Poe habría señalado el camino de este género
literario y sería uno de los maestros que influyeran en la configuración del
mismo, al lado de los franceses y los eslavos. El cuento a partir de Poe fue
concreto, con este acontecimiento sorpresa, no se entrega a detalles, ni a la
naturaleza, ni al ambiente, como tampoco a la morosidad discursiva de la
novela, dando así el impacto que caracteriza fundamentalmente al cuento.
Obras:
- Había una vez un hombre - Los canastos
- Cuento malévolos - El quinto evangelio
- El hijo pródigo - La granja blanca
- La leyenda de Hachison - Historia malignas
- Los ojos de Lina - X, Y, Z (Novela grotesca)
- Crónica políticas - domésticas - taurinas (Las firmó
con el seudónimo de Juan Apapucio Corrales).
VENTURA
GARCÍA CALDERÓN
Nació en París en 1 886. Fue hijo del ex - presidente Francisco García
Calderón. Estudió en el colegio "La Recoleta", posteriormente en la
universidad de San Marcos, estudió letras, ciencias políticas y derecho.
Fue canciller del consulado del Perú en París y en Londres. En 1 930
presidió la delegación peruana ante la Sociedad de Naciones (Hoy O.N.U)
Falleció en París en 1 959.
Obras:
"La venganza del Cóndor" "Dolorosa y desnuda realidad"
"Los mejores cuentos americanos" "Virajes"
"Del romanticismo el modernismo" "Vale un Perú"
Apreciación
Fue modernista por su estilo y por espíritu, de refinada línea, su obra
literaria es de gran trascendencia.
En 1 934 fue presentado como candidato al Premio Nóbel de Literatura,
sin mayor fortuna. En su obra presenta acontecimientos pertenecientes a nuestra
realidad geográfica, en sus cuentos maneja con indudable eficiencia la Técnica
del cuento, destacado entre ello. "Coca", "El alfiler"
"Yacu mama"
César Vallejo opinó acerca de Ventura García Calderón: "Lo tengo
entre los maestros de todos los tiempos del idioma"…
EL ALFILER
De La Venganza del Cóndor
VENTURA GARCÍA CALDERÓN
La bestia cayó de
bruces, agonizante, rezumando sudor y sangre, mientras el jinete, en su
santiamén, saltaba a tierra al pie de la escalera monumental de la hacienda
Ticabamba. Por el obeso balcón de cedro asomó la cabeza fosca del hacendado,
don Timoteo Mondaraz, interpelando al recién venido, que temblaba.
Era burlona la voz
de sochantre del viejo tremendo:
- Qué
te pasa, Borradito? Te están repiqueteando las choquezuelas…¡Si no nos comemos
aquí a la gente! Habla, no más …
El borrachito,
llamado así en el valle por el rostro picado de viruelas, asía con desesperada
mano el sombrero de jipijapa, y quiso explicar tantas cosas a la vez - la
desgracia súbita, su galope nocturno de veinte lenguas, la orden de llegar en
pocas horas, aunque reventara la bestia en el camino -, que enmudeció por un
minuto.
De repente, sin respirar, exhaló su ingenua retahíla:
- Pues
le diré a mi amito que me dijo el niño Conrado que le dijera que anoche mismito
agarró y se murió la niñas Grimanesa.
Si don Timoteo no
sacó el revólver, como siempre que se hallaba conmovido, fue, sin duda, por
mandato especial de la Providencia: pero estrujó el brazo del criado,
queriéndole extirpar mil detalles.
- ¿Anoche?… ¿Está
muerta?… ¿Grimanesa? …
Algo advirtió quizá
en las oscuras explicaciones del Borrachito, pues sin decir palabra, rogando
que no despertaran a su hija, "la niña Ana María", bajó él mismo a
ensillar su mejor "caballo de paso". Momentos después galopaba a la
hacienda de su yerno, Conrado Basadre, que el año último casara con Grimanesa,
la linda y pálida amazona, el mejor partido de todo el valle. Fueron aquellos
desposorios una fiesta sin par, con sus fuegos de bengala, sus indias danzantes
de camisón morado, sus indias, que todavía lloran la muerte de los incas,
ocurrida en siglos remotos, pero reviviscente en la endecha de la raza
humillada, como los cantos de Sión en la terquedad sublime de la Biblia.
Luego, por los
mejores caminos de sementeras, había divagado la procesión de santos
antiquísimos que ostentaban en el ruedo de velludo carmesí cabezas disecadas de
salvajes. Y el matrimonio tan feliz de una linda moza con el simpático y
arrogante Conrado Basadre terminaba así… ¡Badajo!…
Hinchadondo las
espuelas nazarenas, don Timoteo pensaba, aterrado, en aquel festejo trágico.
Quería llegar en cuatro horas a Sincavilca, el antiguo feudo de los Basadre.
En la tarde ya vencida, se
escuchó otro galope resonante, premioso, sobre los cantos rosados de la
montaña. Por prudencia, el anciano
disparó al aire, gritando:
- ¿Quién vive?
Refrenó su carreta el jinete próximo y, con voz que disimulaba mal su
angustia, gritó a su vez:
- ¡Amigo, soy yo! ¿No me conoce? El
administrador de Sincalvilca. Voy a buscar al cura para el entierro.
Estaba tan turbado el hacendado, que no preguntó por qué corría tanta
prisa en llamar al cura si Grimanesa estaba muerta, y por que razón no se
hallaba en la hacienda de capellán. Dijo adiós con la mano y estimuló a su
cabalgadura, que arrancó a galopar con el flanco lleno de sangre.
Desde el inmenso
portalón que clausuraba el patio de la hacienda, aquel silencio acongojaba.
Hasta los perro, enmudecidos, olfateaban la muerte. En la casa colonial, las
grandes puertas claveteadas de plata ostentaban ya crespones en forma de cruz.
Don Timoteo atravesó los grandes salones desiertos, sin quitarse las espuelas
nazarenas, hasta llegar a la alcoba de la muerta, en donde sollozaba Conrado
Basadre. Con voz empeñada por el llanto, rogó el viejo a su yerno que lo dejara
solo un momento. Y cuando hubo cerrado la puerta con sus manos, rugió su dolor
durante horas, insultando a los santos, llamando a Grimanesa por su nombre,
besando la mano inanimada, que volvía a caer sobre las sábanas, entre jazmines
de Cabo y alhelíes. Sería y ceñuda por primera vez, reposaba Grimanesa como una
santa, con las trenzas ocultas en la corneta de las carmelitas y el lindo talle
prisionero en el hábito, según la costumbre religiosa en el valle, para
santificar a las lindas muertas. Sobre su pecho colocaron un bárbaro crucifijo
de plata que había servido a un abuelo suyo para trucitar rebeldes en una
antigua sublevación de los indios.
Al besar dos
Timoteo la santa imagen quedó entreabierto el hábito de la muerta, y algo
advirtió, aterrado, pues se le secaron las lágrimas de repente y se alejó del
cadáver como enloquecido, con repulsión extraña. Entonces miró a todos lados,
escondió un objeto en el pocho, y sin despedirse de nadie, volvió a montar,
regresando a Ticabamba en la noche cerrada.
Durante siente
meses nadie fue de una hacienda a otra ni pudo explicarse este silencio. ¡Ni
siquiera habían asistido al entierro! Don Timoteo vivía enclaustrado en su
alcoba, olorosa a estoraque, sin hablar días enteros, sordo a las súplicas de
Ana María, tan hermosa como su hermana Grimanesa, que vivía adorando y temiendo
al padre terco. Nunca pudo saber la causa del extraño desvío ni por qué no
venía Conrado Basadre.
Pero un domingo
claro de junio se levantó don Timoteo de buen humor, y propuso a Ana María que
fueran juntos a Sincavilca después de misa. Era tan inesperada aquella
resolución, que la chiquilla transitó por la casa durante la mañana entera como
enajenada, probándose al espejo las largas faldas de amazona y el sobrero de
jipijapa, que fue preciso fijar en las oleosas crenchas con un largo estilete
de oro.
Cuando el padre la
vio así, dijo, turbado, mirando el alfiler:
- Vas a quitarte ese adefesio...
Ana maría obedeció
suspirando, resulta, como siempre, a no adivinar el misterio de aquel padre
violento.
Cuando llegaron a
Sincavilca, Conrado estaba domando un potro nuevo, con la cabeza descubierta a
todo sol, hermoso y arrogante en la silla negra con clavos y remaches de plata.
Desmontó de un salto, y al ver a Ana María, tan parecida a su hermana, en
gracia zamaler, la estuvo mirando largo rato, embebecido.
Nadie habló de la
desgracia ocurrido ni mentó a Grimanesa; pero Conrado corto sus espléndidos y
carnales jazmines de Cabo para obsequiarlos a Ana María. Ni siquiera fueron a
visitar la tumba de la muerta, y hubo un silencio enojoso cuando la nodriza
vieja vino a abrazar a la “niña”, llorando.
¡Jesús,. María y
José! ¡Tan linda como mi amita! ¡Un capulí!
Desde entonces,
cada domingo se repetía la visita a Silcavilca. Conrado y Ana María pasaban el
día mirándose en los ojos y oprimiéndose dulcemente las manos cuando el viejo
volvía el rostro para contemplar un nuevo corte de caña madura. Y un lunes de
fiesta, después del domingo encendido en
que se besaron por primera vez, llegó Conrado a Ticabamba, ostentando la
elegancia vistosa de los días de feria, terciado el poncho violeta sobre el
pellón de carnero, bien peinada y luciente la crin de su caballo, que
“braceaba” con escorzo elegante y clavaba el espumeante belfo en el pecho, como
los palafrenes de los libertadores.
Con la solemnidad
de las grande horas, preguntó por el hacendado, y no le llamó, con el respeto
de siempre, “don Timoteo”, sino que murmuró, como en el tiempo antiguo, cuando
era novio de Grimanesa.:
- Quiero hablarle, mi padre.
Se encerraron en el
salón colonial, donde estaba todavía el retrato de la hija muerta. El viejo,
silencioso, esperó que Conrado, turbadísimo, le fuera explicando, la indecisa y
vergonzante voz, su deseo de casarse con Ana María. Medió una pausa tan larga,
que don Timoteo, con los ojos entrecerrados, parecía dormir.
De súbito,
ágilmente, como si los años no pasaran en aquella férrea constitución de
hacendado peruano, fue a abrir una caja de hierro, de antiguo estilo y
complicada llavería, que era menester solicitar con mi ardides y un “santo
seña” escrito en un candado. Entonces, siempre silencioso, cogió allí un
alfiler de oro. Era uno de esos tipos que cierran el manto de las indias y terminan en hoja de
coca, pero más largo, agudísimo y manchado de sangre negra.
Al verlo, Conrado
cayó de rodillas. Gimoteando como un reo, manifestó:
- ¡Grimanesa, mi pobre Grimanesa!
Mas el viejo
advirtió, con un violento ademán, que no era el momento de llorar. Disimulando
con un esfuerzo sobrehumano su turbación, murmuró en voz tan sorda que no se
comprendía apenas:
- Si, se lo saqué yo del pecho cuando
estaba muerta... Tú le habías clavado este alfiler en el corazón... ¿no es
cierto? Ella te faltó quizá...
- Sí, mi padre.
- ¿Se arrepintió al morir?
- Sí, mi padre.
- ¿Nadie lo sabe?
- No, mi padre.
- ¿Por qué no lo mataste también?
- ¡Huyó como un cobarde!
- ¿Juras matarlo si regresa?
- ¡Sí, mi padre!
El viejo carraspeó
sonoramente, estrujó la mano de Conrado, y dijo, ya sin aliento:
- ¡Sí ésta también te engaña, haz lo
mismo! ... ¡Toma! ...
Entregó el alfiler
de oro, solemnemente, como otorgaban los abuelos la espada al nuevo caballero,
y con brutal repulsa, apretándose el corazón desfalleciente, indicó al yerno
que se marchará enseguida, porque era bueno que alguien viera sollozar al
tremendo y justiciero don Timoteo Mondaraz.
COMPRENDIENDO
1. Haz una relación de los personajes
principales y secundarios del cuento
- Principal: _________________________________________
- Secundarios:__________________________________________________________________________________
2. Menciona los lugares donde se
desarrollan los hechos.
__________________________________________________________________________________
3. Explica la actitud de Don Timoteo,
al abandonar a su difunta hija
__________________________________________________________________________________
4. ¿Qué ideas expresa el autor?
__________________________________________________________________________________
5. Comenta la actitud de Don Timoteo al
final de la obra
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