Vistas de página en total

martes, 12 de noviembre de 2013

boom latinoamericano

Boom latinoamericano El "Boom" latinoamericano fue un movimiento literario, político y social; un fenómeno editorial y literario que surgió entre los años 1960 y 1970, cuando el trabajo de un grupo de novelistas latinoamericanos relativamente jóvenes fue ampliamente distribuido por todo el mundo por Jhon Farfán y Kelly Johanna Farfán. Los autores más representativos del "BOOM" son Gabriel García Márquez de Colombia, Mario Vargas Llosa de Perú, Julio Cortázar de Argentina y Carlos Fuentes de México. Estos escritores desafiaron los convencionalismos establecidos en la literatura latinoamericana a través de obras experimentales de marcado carácter político, debido a la situación general de América Latina en la década de 1960. El crítico Gerald Martin escribió: «No es una exageración afirmar que el sur del continente fue conocido por dos cosas por encima de todas las demás en la década de 1960; estas fueron, en primer lugar, la Revolución Cubana y su impacto tanto en América Latina como en el Tercer Mundo en general, y en segundo lugar, el auge de la literatura latinoamericana, cuyo ascenso y caída coincidieron con el auge y caída de las percepciones liberales de Cuba entre 1959 y 1971 El éxito repentino de los autores del "Boom" fue en gran parte debido al hecho de que sus obras se encuentran entre las primeras novelas de América Latina que se publicaron en Europa, concretamente por las editoriales de Barcelona (España).2 De hecho, según Frederick M. Nunn, "los novelistas latinoamericanos se hicieron mundialmente famosos a través de sus escritos y su defensa de la acción política y social y porque muchos de ellos tuvieron la fortuna de llegar a los mercados y las audiencias de más allá de América Latina a través de la traducción y los viajes y a veces a través del exilio". Precursores del "Boom" latinoamericano Son aquellos escritores que forjaron la nueva narrativa latinoamericana (realismo mágico, cuento fantástico, cuento metafísico y crítica a la realidad social): Argentina: Jorge Luis Borges Cuba: Alejo Carpentier Ecuador: Jorge Icaza Guatemala: Miguel Ángel Asturias México: Juan Rulfo y Juan José Arreola Perú: César Vallejo Uruguay: Juan Carlos Onetti Venezuela: Arturo Uslar Pietri Colombia : Katherine Dominguez Representantes del "Boom" latinoamericano El género literario más trabajado fue la narrativa corta en novela y cuento. Argentina: Julio Cortázar Brasil: Jorge Amado Chile: José Donoso Colombia: Gabriel García Márquez Cuba: José Lezama Lima México: Carlos Fuentes Paraguay: Augusto Roa Bastos Perú: Mario Vargas Llosa Antecedentes históricos Las décadas de 1960 y 1970 fueron décadas de agitación política en toda América Latina, en un clima político y diplomático fuertemente influenciado por la dinámica de la Guerra Fría. Este clima sirvió de base para los trabajos de los escritores del Boom latinoamericano y definió el contexto en el que sus ideas, a veces radicales, tenían que funcionar. La Revolución Cubana en 1959 y los intentos frustrados de Estados Unidos de invadir la isla a través de Bahía de Cochinos pueden considerarse como el inicio de este período.4 La vulnerabilidad de Cuba la llevó a estrechar lazos con la URSS, dando lugar a la crisis de los misiles en Cuba en 1962, cuando los estadounidenses y los soviéticos se acercaban peligrosamente a la Guerra nuclear.5 A lo largo de los años 1960 y 1970, regímenes militares autoritarios gobernaron en Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y muchos otros países. Por ejemplo, el 11 de septiembre de 1973, el Presidente democráticamente electo Salvador Allende en Chile fue derrocado y reemplazado por el general Augusto Pinochet, que habría de gobernar hasta el final de la década de 1980.6 7 8 Muchos tienen la creencia de que estos gobiernos cooperaron entre sí en términos de implementación de la tortura o eliminación de opositores políticos para «disponer libremente de los órganos de gobierno» en la llamada «Operación Cóndor». En el período comprendido entre 1950 y 1975 se produjeron cambios importantes en la forma en que la historia y la literatura se planteaban en términos de interpretación y escritura.10 También se produjo un cambio en la percepción del español por los novelistas estadounidenses. El desarrollo de las ciudades, la mayoría de edad de una clase media grande, la Revolución Cubana, la Alianza para el Progreso, el aumento en la comunicación entre los países de América Latina y una mayor atención a América por parte de los Estados Unidos y Europa contribuyeron a este cambio.11 El triunfo de la Revolución Cubana y su consolidación a pesar de sendas invasiones desde EE.UU. aceleraron un cambio en la política cultural de EE.UU hacia América Latina, lo cual devino en la llamada Alianza para el Progreso, por la cual EEUU se vio forzado a incluir y reconocer a Latinoamérica en el plano internacional. Los acontecimientos políticos más importantes de la época fueron la caída en 1955 del general Juan Domingo Perón en Argentina a manos de la derecha pro-estadounidense, el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el golpe que derrocó a Allende en Chile en 1973, la lucha violenta y prolongada de la guerrilla urbana, brutalmente reprimida por las dictaduras en Argentina y Uruguay y la violencia sin fin en Colombia. Dentro de este convulsionado período, se ven afectados los escritores tal como se evidencia en sus explicaciones o testimonios. La mayor atención prestada a los novelistas latinoamericanos y su éxito internacional en la década de 1960, fue el fenómeno que se conoció como el "Boom". Lo que principalmente centró la atención del mundo sobre América Latina fue el triunfo de la Revolución Cubana en 1959, que prometía una nueva era. El período de euforia por dicho acontecimiento se puede considerar como concluido cuando el 20 de marzo de 1971 el gobierno de Cuba endureció su política de partido y el poeta Heberto Padilla fue detenido a raíz del recital de poesía dado en la Unión de Escritores, donde leyó "Provocaciones". Padilla fue arrestado junto con la poetisa Belkis Cuza Malé, su esposa desde 1967. Ambos fueron acusados por el Departamento de Seguridad del Estado de “actividades subversivas” contra el gobierno Cubano. Su encarcelamiento provocó una reacción en todo el mundo, con las consiguientes protestas de conocidísimos intelectuales entre los que figuraron varios escritores del hoy denominado "Boom" latinoamericano. El furor sobre el caso de Padilla puso fin a la afinidad entre los intelectuales latinoamericanos y el mito de inspiración cubana. El caso de Padilla es considerado por algunos como el comienzo del fin del auge del Boom latinoamericano. Influencias literarias El auge de la literatura latinoamericana comenzó con los escritores José Martí, Rubén Darío y José Asunción Silva, cuyas obras presentan desviaciones modernistas con respecto a los cánones literarios del viejo continente. Los escritores modernistas europeos como James Joyce también influyeron en los novelistas del Boom, al igual que los escritores latinoamericanos del movimiento de Vanguardia.14 Elizabeth Coonrod Martinez sostiene que los escritores de la Vanguardia y sus novelas de carácter innovador y desafiante fueron los "verdaderos precursores" del "Boom". En 1950, cuando París y Nueva York eran los núcleos más importantes de la literatura mundial, la presencia de los novelistas hispanoamericanos era tolerada en el panorama literario pero de una manera marginal; más tarde, hacia 1975, eran aclamados como grandes figuras. Además de ser un fenómeno editorial, el "Boom" introdujo una serie de innovaciones estéticas y estilísticas en la literatura mundial. Con el éxito del "Boom", las obras de una generación anterior de escritores fueron asequibles para un público nuevo y ampliado. Estos precursores fueron Jorge Luis Borges, Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier, Juan Carlos Onetti y Juan Rulfo. Orígenes Aunque la mayoría de los críticos coinciden en que el "Boom" comenzó en algún momento de 1960, hay cierto desacuerdo en cuanto a la obra que debe ser considerada como la primera novela del "Boom". Para algunos (como Alfred McAdam) sería Rayuela, de Julio Cortázar(1963), mientras que otros prefieren La ciudad y los perros de Vargas Llosa, que ganó el Premio Biblioteca Breve en 1962.17 Fernando Alegría considera a Hijo de hombre de Augusto Roa Bastos (que fue publicada en 1959) como la obra inaugural del Boom, aunque, como señala Shaw17 , podríamos remontarnos a 1949 con Hombres de maíz de Miguel Ángel Asturias.18 Otra variante es la articulada por Randolph D. Pope: «La historia del auge podría empezar cronológicamente con El señor Presidente de Miguel Ángel Asturias (publicada en 1946, pero empezada en 1922). Otro punto de partida podría ser El túnel de Ernesto Sabato (1948) o El pozo de Juan Carlos Onetti (1939). O yendo aún más atrás, a los movimientos vanguardistas de la década de 1920. Sin embargo, los escritores del "Boom" se declararon huérfanos y sin ningún modelo autóctono, atrapados entre su admiración por Proust, Joyce, Mann, Sartre y otros escritores europeos y su necesidad de tener una voz propia hispanoamericana, aunque rechazando a los más respetados escritores de Hispanoamérica indigenistas, criollistas, y mundonovistas».12 Un antecedente claro en este sentido fue Las lanzas coloradas, de Arturo Uslar Pietri, considerada la primera novela vanguardista latinoamericana. Los representantes más importantes del "Boom" afirmaron que eran «huérfanos» de generación literaria, sin ningún «padre» latinoamericano de influencia; sin embargo, reconocieron que debían gran parte de su innovación estilística a los vanguardistas. Jean Franco señala como una característica marcada del "Boom" «la negativa a identificarse con narraciones rurales o anacrónicas, como la novela de la tierra». Señas de identidad Las novelas del "Boom" son esencialmente vanguardistas. Tratan al tiempo de una manera no lineal, suelen utilizar varias perspectivas o voces narrativas y cuentan con un gran número de neologismos (acuñaciones de nuevas palabras o frases), juegos de palabras e incluso blasfemias. Como escribió el escritor Pope, el estilo del "Boom" «se basaba en una superposición cubista de diferentes puntos de vista, cuestionaba el tiempo y el progreso lineales y era técnicamente complejo. Lingüísticamente seguro de si misma, utiliza la lengua vernácula, sin excusas».21 Otras características notables del "Boom" son el tratamiento de los escenarios rurales y urbanos, el internacionalismo, el énfasis tanto en la historia y la política, así como el cuestionamiento de la identidad regional y nacional.22 La literatura del "Boom" rompe las barreras entre lo fantástico y lo cotidiano, convirtiendo esta mezcla en una nueva realidad. De los escritores del boom, Gabriel García Márquez está más estrechamente relacionado con el uso del realismo mágico; de hecho, se le atribuye el haberlo puesto «de moda» tras la publicación de Cien años de soledad en 1967. Realismo Mágico En los extremos de la literatura, Brett Levinson afirma que el realismo mágico, «un modo estético clave dentro de la ficción reciente de América Latina... se materializa cuando la historia de América Latina se revela como incapaz de explicar su propio origen, una incapacidad que tradicionalmente representa... una demanda de un mito: los mitos como un medio para explicar los principios que escapan a la narración de la historia». Los escritos de los Cronistas de Indias, representa lo exótico «nuevo mundo» y sus relatos de la conquista de nuevas tierras extrañas se aceptó como la historia.25 Estas historias fantásticas a menudo ayudaron a conseguir una nueva estética, que se transformó en el realismo mágico y «(tal como la concibió Alejo Carpentier), el realismo maravilloso y lo real maravilloso. De acuerdo con esta estética, las cosas irreales son tratadas como realistas y las cosas mundanas como elementos irreales., mientras que a menudo se basan en experiencias reales, extrañas, fantástica y legendaria, los pueblos ajustes míticos, especulativo, y los personajes que, aunque plausible, también podría ser irreal, y combinar la verdad, lo imaginario y lo inexistente, de manera tal que son difíciles de separar». La ficción histórica Un interés por la historia es otra característica de las novelas del período de auge. El paradigma de ello es la Novela del dictador, donde las figuras y acontecimientos históricos fueron retratados de manera que las conexiones entre ellas y los acontecimientos contemporáneos en América Latina no podían ponerse en duda. Un ejemplo es el de Roa Bastos Yo el Supremo, que representa en el siglo XIX la dictadura paraguaya de José Gaspar Rodríguez de Francia, pero fue publicado en el apogeo del régimen de Alfredo Stroessner, escribe que «en los novelistas del Boom se mostraba una comprensión sofisticada de la capacidad de su género para describir las historias paralelas y alternativas. Y participaron activamente en los debates culturales y políticos de la región que cuestionaron el significado y el valor de la historia». Principales representantes En considerar a cuatro autores como los más representativos: Julio Cortázar Julio Cortázar nació en Bélgica en 1914. Vivió con sus padres en Suiza hasta que se mudó a Buenos Aires a la edad de cuatro.29 Al igual que otros escritores del boom, Cortázar llegó a cuestionar la política de su país: su oposición a Juan Domingo Perón lo llevó a dejar su puesto de profesor en la Universidad de Mendoza y en última instancia, a su exilio. Se trasladó a Francia, donde pasó la mayor parte de su vida profesional, y en 1981 se convirtió en ciudadano francés. Como García Márquez, Cortázar apoyó al gobierno cubano de Fidel Castro, al presidente chileno Salvador Allende, y a otros movimientos de izquierda como los sandinistas en Nicaragua Entre sus influencias se encuentran Borges y Edgar Allan Poe. Su obra más importante y la que lo catapultó al reconocimiento internacional, es la novela altamente experimental Rayuela en (1963). Se compone de 155 capítulos, 99 de los cuales son «fungibles», que se pueden leer en varios pedidos de acuerdo a la predilección de los lectores. Sus otros trabajos incluyen las colecciones de cuentos cortos Bestiario (1951), Final del juego (1956), Las armas secretas (1959), Todos los fuegos el fuego (1966). También escribió novelas como Los premios (1960) y Libro de Manuel (1973), y el inclasificable Historias de cronopios y de famas (1962). Cortázar murió en París, Francia en 1984. Gabriel García Márquez , colombiano, es sin duda, junto a Mario Vargas Llosa, quien mayor proyección internacional ha logrado entre los escritores del boom. Gabo como también se le conoce, empezó como periodista y ha escrito muchos artículos y relatos cortos; sus escritos publicados antes eran historias cortas que aparecían en el diario El Espectador de Bogotá en la década de 1940. Es más conocido por novelas como Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1975) o El coronel no tiene quien le escriba (1962), y post-Boom, como El amor en los tiempos del cólera (1985), y por haber recibido el Premio Nobel de Literatura. Ha logrado elogios de la crítica y éxito comercial general, sobre todo por la introducción de lo que se ha denominado realismo mágico en el mundo literario. Narró con métodos tradicionales hechos más o menos ajenos a la realidad, de modo que «lo más espantoso, las cosas más insólitas se dicen con la expresión impasible».34 Un ejemplo comúnmente citado es el físico y espiritual de ascender al cielo de un personaje, mientras que cuelga la ropa a secar en Cien años de soledad. García Márquez es ahora considerado como uno de los autores más significativos del siglo XX, como lo atestigua el haber sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1982. Carlos Fuentes Carlos Fuentes comenzó a publicar en la década de 1950.35 Él fue hijo de un diplomático mexicano y vivió en ciudades como Buenos Aires, Quito, Montevideo y Río de Janeiro, así como Washington D. C.. Sus experiencias de lucha contra la discriminación de México en los Estados Unidos le llevó a examinar más de cerca la cultura mexicana. Su novela La muerte de Artemio Cruz (1962) describe la vida de un ex revolucionario mexicano en su lecho de muerte, cambios innovadores que emplean en un punto de vista. Otros trabajos importantes incluyen La región más transparente (1959), Aura (1962), Terra Nostra (1975), y la novela post-Boom Gringo Viejo (1985). Fuentes no sólo escribió algunas de las novelas más importantes de la época, también fue un crítico y publicista de Latinoamérica. En 1955, Fuentes y Emmanuel Carballo fueron fundadores de la Revista Mexicana de Literatura, que introdujo los latinoamericanos a las obras modernistas de Europa y las ideas de Jean-Paul Sartre y Albert Camus.38 En 1969 publicó la obra crítica importante, La nueva novela hispanoamericana. Fuentes ocupó el cargo de profesor de literatura latinoamericana en la Universidad de Columbia (1978) y en Harvard (1987).39 En una ocasión dijo que «el llamado Boom, en realidad, es el resultado de cuatro siglos, literariamente, llegado a un momento de urgencia en que la ficción se convirtió en la manera de organizar las lecciones del pasado».40 Falleció en México D.F. el 15 de mayo de 2012. Mario Vargas Llosa Mario Vargas Llosa es, junto a Gabriel García Márquez, quien mayor proyección internacional ha logrado de entre los escritores del boom.41 Estudió en la Universidad de San Marcos de Lima y, posteriormente, obtuvo un doctorado en literatura latinoamericana en España. De hecho, su tesis doctoral fue sobre Gabriel García Márquez: García Márquez: historia de un deicidio. Vargas Llosa saltó a la fama con su novela La ciudad y los perros (1962), la cual sorprendió por la sofisticación de su técnica narrativa; esta novela es a la vez una mordaz crítica de la crueldad y la corrupción en un colegio militar peruano (y, por extensión, de la sociedad peruana). Vargas Llosa también escribió La casa verde (1966), Conversación en La Catedral (1969); y en el post-Boom, las novelas: Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977), La guerra del fin del mundo (1981), Elogio de la madrastra (1988), Los cuadernos de don Rigoberto (1997), y más recientemente La fiesta del chivo (2000), El paraíso en la otra esquina (2003) y Travesuras de la niña mala (2006). Ha sido galardonado con los más importantes premios y distinciones a escala mundial, y sus libros han sido traducidos a casi todos los idiomas. Luego de una estancia prolongada por diversas ciudades de Europa, regresó al Perú en 1974, aunque continuó viajando por América y Europa, por razones de su profesión de escritor y docente. Postuló a la presidencia de su país en 1990 que perdió frente al ingeniero Alberto Fujimori. Esta experiencia política la recogió en su obra autobiográfica El pez en el agua (1993). Luego pasó a Londres y a España, donde se le concedió la nacionalidad española y fue incorporado como miembro de la Real Academia Española. En el 2000 y tras la caída de Fujimori, retornó al Perú, pero ha vivido desde entonces alternativamente entre su patria y España. El 7 de octubre de 2010 se anunció que fue galardonado con el premio Nobel de Literatura, que acabó con la conocida racha de ser el eterno candidato como antes había sucedido también con Borges (aunque éste no recibió tal distinción). Este premio le llegó al escritor a sus 74 años por su «cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo», según explicó la Academia Sueca. Otras Figuras Otros autores han sido asociados con el Boom. Para esto se necesito mucha ayuda de parte de las naciones unidas colombianas (nueva granada) mientras que Juan Rulfo y Katherine Dominguez, el autor de dos libros, sólo uno de ellos una novela, fue el maestro reconocido incorporado a posterior, un escritor que los saldos de preocupación social, la experimentación verbal y un estilo único. Augusto Roa Bastos de Paraguay, escribió Hijo de hombre, considerado por algunos como la primera novela del Boom. Su novela Yo el Supremo, considerada su obra cumbre, ha sido comparado con el Ulises de Joyce, y es «una de las obras más respetadas de la historia de ficción que ha dado América del Sur».44 Manuel Puig, argentino, es una figura central, con Vargas Llosa, del mundo editorial Seix-Barral. José Donoso, escritor chileno tanto de la expansión económica y el post-Boom, en su libro, Historia Personal del «Boom», menciona a otros escritores asociados con el movimiento como: Jorge Amado, de Brasil, Salvador Garmendia, Adriano González León de Venezuela y David Viñas de Argentina entre muchos otros.16 1. Concepto Denominación de carácter periodístico y, en cierto sentido, publicitario o al menos editorial, que se aplicó a la difusión exitosa y simultánea de un reducido grupo de escritores, en los años sesenta del siglo XX, que no configuraron ningún grupo, tendencia o escuela artística, y cuya única seña de identidad en común era el uso de la lengua española y el hecho no ser nativos de España sino de diversos países del bloque hispanoamericano. La mayoría de los especialistas suele situar el punto de arranque de este fenómeno mediático centrado sin excepciones en el género novelístico, con obras que estuvieron no sólo un gran reconocimiento crítico sino también un elevado número de lectores en junio de 1963, con la publicación de la mítica y revolucionaria rayuela, del argentino J. Cortázar, que fue contemporánea de los primeros títulos significativos del peruano M. Vargas Llosa (La ciudad de los perros, 1963; La casa verde, 1966), del mexicano C. Fuentes( la muerte de Artemio Cruz, 1962; cambio de piel, 1967) y sobre todo el colombiano G. García Márquez, cuya novela Cien Años de Soledad ( 1967), consolidó el boom hasta el punto de convertirse en la obra más famosa, vendida y traducida de la lengua española, entre todas las posteriores del quijote. Estos 4 autores constituyeron la avanzadilla y a la vez el indiscutible grupo protagónico del acontecimiento editorial que se comenta, y que tuvo como principal virtud la de ayudar a difundir y apreciar en el ámbito internacional el hombre y la obra de otros autores hispanoamericanos que les habían precedido o que eran sus contemporáneos, e incluso de muchos otros que surgieron en los años inmediatamente posteriores, hasta finales de la década de los sesenta; fecha en la que puede situarse el final de este periodo expansivo de las literaturas hispánicas transatlánticas, en una Europa y unos Estados Unidos hasta entonces más bien indiferentes ante ellas. En el primer grupo configurado por autores de la obra ya consolidada y no méritos que el boom ayudó a poner en circulación a partir de la segunda mitad de los años sesenta, cabe mencionar a los argentinos J. L. Borges, E .Sábato, A. Bio y Casares; y M. Mujica Láinez, al uruguayo J. C. Onetti, al chileno J. Donoso, al peruano J. R. Ribeyro, al colombiano A. Mutis, al venezolano A. Uslar Pietri, al paraguayo A. R. Bastos; a los cubanos Infante, al guatemalteco M. A. Austrias y a los mexicanos J. Rulfo y J. J. Arreola. En el segundo grupo de los apartados que integrarían estos ejemplos, que corresponde a autores más jóvenes o de obra más tardía, cuya difusión se vio beneficiada por el interés despertado por el boom en el público de habla española y de otras lenguas, podrían incluirse los chilenos J. Edwards, F. Alegría y E. Lafourcade, el argentino Mipuig, el guatemalteco A. Monterroso, el cubano S. Sarduy, los mexicanos V. Lenero y S. Pitol, el peruano A. Bryce Echenique o el venezolano S. Guarmendia. La significación del boom como acontecimiento sin referentes ni paralelos en la historia de las letras hispánicas, admite diversas lecturas que son otras tantas propuestas parciales para entender su singularidad. En primer lugar, no fundó una escuela o movimiento, ni dejó por tanto continuadores o corrientes que puedan adscribírsele en el estricto sentido literario, por lo que su huella no es otra que la difusión y la apertura al mundo de una vasta región cuya literatura permanecía ignorada o conocida de manera confusa y parcial. En segundo lugar, no representó la evolución o continuidad de ningún ismo por el cual las letras del sub continente hubiesen sido conocidas con anterioridad: nada hay en él que lo asocie a los poetas románticos decimonónicos, al modernismo de un R. Darío, a las diversas vanguardias del cono sur (ultraístas, creacionistas) ni mucho menos al indigenismo. En tercer lugar, hizo por primera vez de hispanoamérica, tierra de cronistas y poetas, una potencia narrativa de primer orden que se sorprendió por igual a españoles y a lectores de otras lenguas. Su punto de partida político, finalmente, que lo asoció a los movimientos revolucionarios de su época y lugar por la ideología izquierdista de sus principales representantes, a acabó diluyéndose con el paso del tiempo, bien por la evolución de estos hacia otras posturas o por la evolución de éstos hacia otras posturas o por la incorporación de autores de muy variadas ideologías, hasta devenir un claro ejemplo ecuaniménico continental, en el que caben todos los matices estéticos y políticos. 1.2 Origen No se sabe con detalle cómo fue el origen de esta corriente. Muchos dicen que surge como una caricaturización de la realidad. Pero otros afirman que el escritor busca manifestar su punto de vista de la realidad. También se dice que surgió por la misma necesidad de los escritores de mostrar algo innovador, algo que rompiera con todas las facetas, algo que le dejara crear su propio estilo, algo que le permitiera liberar y dar rienda suelta a su imaginación, alguna cosa que invitara a los lectores a retomar el gusto por la literatura, ya que ellos estaban buscando algún libro con el que se sintieran apoyados y comprendidos, que mostrara a los demás que las injusticias de las cuales él se quejaba eran reales y que otra persona también se dio cuenta y lo estaba expresando en ese libro. Al hablar del boom nos referimos a un grupo de narradores que se da a conocer con una proyección internacional a partir de la publicación de sus obras en España, donde se instalaron, huyendo de los regímenes autoritarios. Tan marcada dejaron su huella en la tierra que la literatura en castellano de los sesenta reconocida por los autores latinoamericanos más que por el resto de autores españoles. Si bien la noción de boom parece menos apropiada para un análisis de tendencias literarias que el término nueva novela, tampoco es posible prescindir por completo de ese concepto que, a fuerza de ser usado por todos, se ha convertido en sinónimo de la narrativa de los sesenta y ha sido consagrado por los mismos escritores. 1.3 Características 1.3.1 El tema cubano Este fue el primer punto de encuentro emocional para el grupo, a partir de la primera revolución socialista que tiene lugar en latinoamérica, lo cual era una razón de respaldo del levantamiento castrista contra los desatinos de Batista. Conforme se fue sovietizando el régimen de Castro, este nexo fue de desencuentro, ya que la democracia que se esperaba que llegara, no llegó. Sin embargo, a partir de este momento no todos los escritores actuaron del mismo modo: algunos se distanciaron – Mario Vargas Llosa, Guillermo Cabrera Infante, Jorge Edwars – y otros, aún en la actualidad la siguen apoyando, como es el caso de Gabriel García Márquez y Benedetti. 1.3.2 Realismo mágico Los maravillados escritos de los Cronistas de Indias y su sentido de estar en otro mundo conquistando tierras que sólo en su fantasía poblada de libros de caballerías podían hallar paralelo se convirtió de hecho en los pueblos hispanoamericanos en una señal de identidad cultural de la que derivó una nueva corriente estética como el Realismo Mágico o, según concibe Alejo Carpentier, lo Real Maravilloso. La narrativa describe cosas irreales como si fueran reales y cotidianas y las cosas cotidianas como si fuesen irreales; se renueva el lenguaje y las técnicas narrativas y las historias, que pueden estar basadas en sucesos de la vida real, incorporan elementos extraños, fantásticos o legendarios, pueblos mitificados, espacios y lugares fruto de la especulación y personajes que, como pueden existir, también pueden ser irreales o fruto híbrido y mestizo entre lo verdadero, lo imaginario y lo inexistente, que hace difícil separarlos. Al comparar una novela que fue escrita antes del periodo del boom, con otra que fue hecha durante esta transición literaria, se repara en que la historia que fue escrita antes del Boom Latinoamericano nos muestra una realidad plana y sombría, una realidad normal y verdadera, una realidad existente, mientras que la novela escrita después del Boom Latinoamericano muestra muchas facetas de un mismo lugar, de un mismo personaje o del tiempo que recrean la realidad, es decir, se rompe todas las barreras entre lo fantástico y lo habitual y convierte esta mezcla en una nueva realidad, que es perfecta para poder dejar que su inspiración fluya, circule y deje salir las mejores ideas. 1.3.3 Alteración cronológica Muchas novelas que corresponden a la época del Boom latinoamericano, no tienen orden cronológico de los sucesos que ocurren en él, por ejemplo, normalmente una novela comenzaría en aquel momento en que los protagonistas se conocen, y terminaría cuando después de muchos problemas y ajetreos, se casan; en este tipo de novelas no, puede empezar cuando contrajeron matrimonio y terminar, cuando la novia, después de enterarse de la infidelidad de su prometido con su mejor amiga, intenta suicidarse y él la salva, con lo cual ella quedó nuevamente enamorada de él y acondicionan todo para el día de su matrimonio. Características La literatura latinoamericana surge, estrictamente, con el advenimiento del modernismo de José Martí, Rubén Darío, José Asunción Silva, apartándose del canon europeo. El momento de mayor auge de la literatura latinoamericana surge mediante el denominado “Boom” a partir de 1940 y que se corresponde con la denominada literatura real-maravillosa. Se conoce como Boom latinoamericano o como promoción del Realismo mágico a una serie de escritores de la segunda mitad del siglo XX, promocionados en Europa a partir del éxito que supuso la publicación de la novela "La Ciudad y los Perros" de Mario Vargas Llosa, la cual tuvo un papel histórico en la divulgación de autores latinoamericanos en el continente europeo. A mediados de la década de 1960, tras la publicación de una serie de novelas decisivas que impactaron (y continúan haciéndolo) en los países hispanohablantes, estalló un extraño fenómeno, posteriormente denominado "boom latinoamericano". Este hizo recaer la atención a nivel mundial sobre la literatura hispanoamericana, ya que durante su desarrollo se había consolidado un nuevo estilo de narración. Este estilo apuntaba a mostrar de una forma directa y concisa, la realidad social de América latina. Otras "novedades" que presentaba este estilo eran: la ampliación de temas, indistintamente rurales o urbanos, la integración de lo real y lo fantástico, la renovación de las técnicas narrativas y la frecuente experimentación con el lenguaje. En el caso de Rayuela (1963), del argentino Julio Cortázar, se aplicaron en forma notable las técnicas de la vanguardia literaria, al proponerse diversas formas de lectura de la novela. El brillante estilo de Cortázar y su maestría en la dislocación de situaciones familiares, así como la introducción de distorsiones espaciales y temporales, pudieron expresarse enteramente en sus tan populares relatos. Otro escritor argentino de muy alto nivel fue Ernesto Sábato quien escribiendo El túnel (1948), Sobre héroes y tumbas (1961) y Abbadón el exterminador (1974), afirmó en sus novelas, de gran complejidad intelectual, la infelicidad del hombre en la sociedad contemporánea. Sus temas constantes son la fusión de lo real, lo ideal y lo fantástico, urgencia de crear una literatura distinta, ajuste de su producción al avance de las comunicaciones, solución de problemas morales, psicológicos y sociales El boom latinoamericano se desarrolló y se desarrolla en diferentes fases. Entre los más destacados autores de la primera, figuran los argentinos Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Manuel Mujica Láinez, Manuel Puig y Adolfo Bioy Casares; los colombianos Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis, los mexicanos Octavio Paz, Juan Rulfo y Carlos Fuentes; los cubanos Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Guillermo Cabrera Infante; los peruanos Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique y José María Arguedas; los uruguayos Juan Carlos Onetti y Mario Benedetti; los chilenos José Donoso y Jorge Edwards; el paraguayo Augusto Roa Bastos; el guatemalteco Miguel Ángel Asturias y el venezolano Arturo Uslar Pietri. En una segunda fase el oom prosigue con escritores como los chilenos Roberto Bolaño e Isabel Allende, el argentino César Aíra, el colombiano Fernando Vallejo, el cubano Reinaldo Arenas, el mexicano Jorge Volpi, el peruano Jaime Bailey y otros como Laura Esquivel, Rodrigo Fresan, Ángeles Mistretta, Luis Sepúlveda, Gioconda Belli, Cristina Peri Rossi, etc. 1) Carácter: Haciendo un promedio general de la literatura hispanoamericana de los60’s, siempre llegaremos a la conclusión de que ésta fue de carácter vivencial. Como ya hemos explicado, estudiar al “boom” es complicado debido a que su literatura fue agrupada por criterios comerciales y de época, y no por afinidades literarias. Pero, para dejar más claro que este estallido literario tuvo muchos matices en cuanto al carácter, iremos ejemplificando y explicando la razón de nuestra afirmación, con lo que viene a continuación. El carácter vivencial hace referencia a la tendencia a representar la vida del hombre tal y como es. Aunque esto suene realista, no es así, pues la literatura ya ha aprendido que la verdadera existencia del ser humano está cargada de componentes objetivos y subjetivos al mismo tiempo. Por el lado objetivo, esta literatura se centró en dar una nueva visión para el mundo, de América latina. Obras como “Cien años de soledad”, “La muerte de Artemio Cruz” o “La casa verde”, han dejado esto muy en claro. El término realismo mágico primero nació en referencia al arte europeo de entreguerras de la mano del crítico alemán Fran Roo en 1925, pero empezó usarse para definir una nueva narrativa hispanoamericana. En los 30’s, Borges había hablado de realismo fantástico y más tarde Arturo Uslar Pietro usó el término de realismo mágico para referirse a la narrativa. 2) Género: El género más desarrollado en estos años en Latinoamérica fue el narrativo. El teatro y la lírica perdieron toda su fuerza ante la infinita maestría de las composiciones en prosa. Dentro de la narrativa tenemos dos especies principales: el cuento y la novela. Acerca del primero, sí podemos afirmar que este dio grandes avances en esta época (como ejemplo tenemos las primeras obras de Mario Vargas Llosa o las extrañísimas “Historias de cronopios y famas” de Julio Cortázar).No obstante, la gloria de este conjunto de autores se debe a sus novelas. Esta fue la especie más desarrollada, tanto en el sentido productivo (cantidad) como en el literario (calidad). Es aquí donde los escritores dejan todo de sí, toda su creatividad e imaginación. 3) Lenguaje: La simultaneidad del lenguaje del “boom” fue algo que le dio muy variados matices. Con esto se da a entender que en una misma historia se puede llagar a encontrar diversos niveles de lenguaje, con la finalidad de enfatizar el grado de conocimiento o el nivel social de los personajes. La interpretación del lenguaje se vuelve una refracción de la realidad que incide en el ejercicio de la libertad lingüística por medio de la ejercitación verbal. 4) Temática: Durante muchos años, la narrativa hispanoamericana se había centrado en tratar temas sobre la vida del campo, por no decir que se buscó lo más exótico de Sudamérica. Esta tendencia cambia por estos años, pues la literatura se volvió más urbanista (la migración del campo a la ciudad fue muy común por esos años). Es por esto que los problemas tratados cambian: delincuencia, drogas, y, en general, el efecto que pueden tener las metrópolis en los seres humanos. Aparte de esto, se produce una universalización de los temas. Esto quiere decir que la temática dejó de tratar lo que incumbía a una cierta región, para ocuparse de aspectos que interesaban a casi todo tipo de personas y sociedades. Quizá por esto el “boom” tuvo tanto éxito; pudo llegar a muchas más mentes.