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viernes, 31 de agosto de 2012

MARIANELA DE BENITO PEREZ GALDOS

El doctor Teodoro Golfín después de una larga caminata solo sin rumbo fijo al atardecer desde Villamojado, luego guiado primero por un joven ciego de aproximadamente veinte años llamado Pablo de Penáguilas junto con su perro Choto y luego por una muchacha llamada Nela, lazarillo de Pablo, llega al final con motivo de visita hasta las oficinas de su hermano Carlos Golfín, allá en las minas de Socartes, ubicado al norte de España. El señor Carlos, era ingeniero minero y vivía con su esposa Sofía, tuvieron hijos pero todos murieron, de modo que no los tenían. La Señora Sofía se dedicaba a tocar piano y realizar actividades a favor de los pobres de esa zona. Teodoro Golfín nota desde el primer momento las bondades de los que fueron sus acompañantes, pero mayor conmoción fue conocer el caso de Nela, que derivaba de Marianela o María Canela por ser hija de ésta: Nela era una huérfana desde niña de padre y madre y ya tenía 16 años, pero su apariencia era de doce años. Su padre era trabajador de la mina y había muerto con una enfermedad; su madre también trabajaba en la mina, pero fue despojada de su trabajo por el vicio de la borrachera y más tarde se suicidó lanzándose al abismo de un lugar de la mina llamado Trascava. Marianela, de bebé se cayó a un resbaladero y fue a dar sobres las piedras y desde entonces tenía el rostro desfigurado, por tanto la fealdad física era muy notoria. De niña fue a vivir con la familia del señor Sinforoso Centeno, un capataz de ganado de las minas, pero su condición era de miseria total, los años que fueron de su vida fueron terribles que tenía la idea de que no servía para nada. La familia Centeno se constituía de cuatro hijos, todos ellos sentenciados a trabajar en la mina a fin de amasar riquezas y vivir con mayor comodidad material, sin embargo no gozaban de felicidad, puesto que la Señora Ana, esposa del Señor Centeno tenía muy controlado la conducta de los integrantes de la casa incluyendo la de Nela. El último de los hijos tenía 12 años llamado Celipín, quien no tenía mayores y privilegios que Nela y vivían similares condiciones en su propia casa, y por lo mismo compartían sentimientos pueriles. La familia Centeno vivió al principio también en miseria vendiendo Pucheros. Celipín prometió irse de su casa y seguir una vida tomando como ejemplo la historia del señor Teodoro. El señor Teodoro y su hermano menor Carlos, desde niños fueron huérfanos y muy pobres, pero lucharon con mucha firmeza hasta convertirse en un famoso Médico y el otro en un buen Ingeniero. Su lema fue adelante siempre adelante, y aún mantenían ello en esos días de adultez. Sin embargo, Nela desde hace un año y medio, cuando conoció a su amo Pablo y le sirvió de lazarillo, vivió muy alegre a pesar del abandono total por parte de la sociedad. Pablo, era un joven ciego de nacimiento y huérfano de madre, hijo de don Francisco de Penáguila cuya posición económica en el caserío de Aldeacorva era muy cómoda. Pablo era hijo único y su padre a pesar de la abundancia de sus riquezas, jamás estuvo feliz debido a la salud de su hijo; entonces de muchos modos trató de instruirlo y para que pase mejor los días contrató los servicios de Nela que era vagabunda por esos lugares. Nela y su amo Pablo, paseaban por el campo, ella le describía la belleza de la naturaleza de esos lugares a fin de que Pablo imagine y sintiese felicidad. En esos días en que Teodoro llegaba a las minas de Socartes, en uno de los paseos, el joven Pablo confiesa su amor a Marianela y la convence que cuando recobre la vista se casaría con ella, la obliga a presumir que Marianela es hermosa, luego de las tentativas noticias del intento de recuperar la vista por obra del doctor Teodoro Golfín, quien juntamente con su hermano Carlos y Sofía habían visitado a la casa de los Penáguila. Los días que siguieron, se anunciaba el día de la llegada del hermano de don Francisco, don Manuel de junto a su hija Florentina desde Santa Irene de Campó, también se anunciaba el día de la operación de los ojos de Pablo, así mismo se rumoreaba que luego del Matrimonio de Pablo con su prima Florentina luego de la operación. Ante tales anuncios, Nela empezó a desesperarse, pues temía que cuando Pablo recobre la vista la encontraría fea y no se casaría con ella, cuando esta ya la había idolatrado a su amo y lo amaba. Nela conoció a Florentina al amanecer de una noche de muchas oraciones hacia la Virgen Santísima, creyó al verla en el campo que le había aparecido la misma virgen, pero después de tanto asombro, conoció que era la prima de Pablo, sin embargo estaba convencida que dentro de esa personalidad estaba la Virgen Santísima. Los días que siguieron a la operación de Pablo, Nela no quiso aparecer en Aldeacorba de Suso, y menos al enterarse que su amo ya había recobrado la vista. Florentina fue informado de las condiciones de Nela y trató de protegerla por toda una vida y llevarla con Pablo que constantemente preguntaba por ella, pero en el camino Nela huyó. Después de recobrar la vista, Pablo vio la hermosura de su prima y se enamoró, dejando a Nela en segundo plano, ya que no la había visto. La recuperación de Pablo fue paulatino, él experimento con asombro el poseer la funcionalidad del sentido de la vista, poco a poco se acostumbró a la percepción de su sentido. Nela vagó por los alrededores de la mina y se acercaba a la estancia de los De Penáguila, sólo en las noches y sin que nadie la advirtiera. En esos días, Celipín se marchaba de ese lugar y en el camino se encontró con Marianela, invitó fugarse, pero después de meditar Nela optó por quedarse. El chiquillo se marchó. Nela después de que Cepilín se había marchado, estaba cerca del abismo de Trascava resuelta en su desesperación a suicidarse e irse al lado de su madre. Por virtud del perro Choto, el señor Teodoro logró ubicarle y con muchas reflexiones y exigencias, logró sacar de esa decisión y descubrió las causas de su tristeza y dolor y luego de haberse desmayado ella por su desesperación sentimental, la llevó cargando hasta la casa de los De Penáguila. Nela fue asistida por el Médico y se recobró, se reincorporó y ante la pregunta de con quién prefería quedarse el resto de su vida, ella prefirió al Señor Teodoro, dejando constancia que Florentina no se resienta, ya que es una buena señorita que tiene a la Virgen María en su corazón, pero a la vez es quien la arrebata a su amado Pablo. En esos instantes el enamorado Pablo, salió a ver a Florentina y demostró mucho cariño y amor a su prima. Luego de advertir la presencia y consejo del doctor Teodoro, Pablo antes de irse, al ver a una chica que estaba recostada en el sofá cubierta con trapos, miró acercándose y dijo que ya había escuchado que habían de dar protección a una pobre de ese lugar. Pero, Nela estiró el brazo y cogió la mano de Pablo y la besó y en seguida se identificó; enseguida se desmayó y luego de intentos de recuperarla una y otra vez, Nela terminó falleciendo… Los funerales de Nela fueron de lo más costoso y su sepulcro fue con piedras blancas y de porte imponente, se la sepultó como a una millonaria y mártir, se dio un nombre a Nela y se la llamó póstumamente MARÍA MANUELA TELLEZ, acaeciendo su muerte el 12 de octubre de 186… En Memoria de Nela, se erigió unas guirnaldas de flores primorosamente tallada en mármol. Meses más tarde del entierro, Pablo y Florentina se casaron, unos turistas llegaron al lugar y llenos de asombro, hicieron unas anotaciones y publicaron en un periódico inglés. Lo sorprendente de los postreros días, es lo que se dijo que el espléndido sepulcro, era de una ilustre joven célebre por su hermosura en aquel país llamada doña Mariquita Manuela Téllez, que perteneció a una de las familias más nobles y acaudaladas de Cantabria y se vestía con andrajos con la finalidad de confundirse con los pobres y mendigos a fin de asistir a las actividades sociales del pueblo, pero de ella muchos poetas escribieron muchas composiciones poéticas en honor de esa gentil doncella. Después se contará la historia de Cepilín.

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